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miércoles, 13 de agosto de 2014

¿Cómo he llegado hasta aquí?: Conducción subconsciente



Tres de cada cuatro conductores ha experimentado alguna vez la "conducción subconsciente", según un estudio llamado Attitudes. Se trata, básicamente de conducir hasta algún sitio y tener la extraña sensación de no saber cómo has llegado hasta allí.


 Conducir automáticamente es conducir sin prestar atención a las señales, a otros coches, o las condiciones de la calle, generalmente por adentrarnos en nuestros pensamientos o en algo que nos acaba de pasar, no siendo conscientes del riesgo que conlleva.

 Pero, ¿por qué nos pasa? La conducción subconsciente o conducción automática en sí misma es consecuencia directa de haber “interiorizado” las acciones que llevamos a cabo para conducir, bien porque lo hagamos muy a menudo, bien porque nos sabemos de memoria el camino hacia el que vamos cuando nos ocurre, etcétera. Suele ocurrir con todas las rutinas que llevamos a cabo.

 La primera vez que manejas un automóvil, tienes que aprender el orden de “la vista, las manos y los pies”… vas mirando continuamente por los espejos y vas más despacio, más atento. Pero poco a poco, cuanto más tomas el coche menos piensas y haces todo de forma automática. Es decir, para enciendes el auto, metes primera y avanzas sin tener que pensar en los pasos que tienes que dar: es un comportamiento automático. Esto ocurre porque de repetir tantas veces una acción "hacemos el hábito” de hacerla.

 Pues bien, el peligro de la conducción automática radica en esto mismo: cuantas más veces vamos a un sitio como por ejemplo de casa a la universidad, o de casa al trabajo y del trabajo a casa, mejor nos sabemos el camino y llegamos a pasar por alto detalles de la circulación, o de las señales (por ejemplo), por no ir prestando atención a la carretera con los cinco sentidos. También puede ocurrir en una autopista, cuando el trayecto es muy monótono.

 La clave del problema es que no podemos realizar dos tareas que exijan la misma atención a la vez. Entonces, cuando entramos en “modo conducción automática” hasta que se nos presenta una demanda puntual de mayor atención cuando, por ejemplo, un semáforo se cambia a rojo y tienen que cruzar los peatones.

Los responsables del estudio de Attitudes se ayudaron en su estudio de unos lentes llamados “Eye Tracking Tobii Glasses”. Cada uno de los participantes en el experimento los llevaba mientras conducía en un circuito y los lentes medían hacia dónde se dirigía la vista. Recogiendo hasta 30 datos por segundo, dichos aparatos revelaron que en la conducción subconsciente cambiamos “la forma de mirar”: barremos con la mirada pero sin orden establecido, hacemos menos caso de elementos como el velocímetro, pero nuestro campo visual aumenta como un “acto reflejo” de nuestro cerebro.

¿La solución? Debemos no evitar a todo punto la conducción subconsciente, porque acabaríamos extasiados de pensar cada uno de nuestros movimientos, ni relajarnos demasiado al volante.

Fuente: http://bit.ly/1oKHNyW

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